Por: Juan Chávez → Por contradictorio que parezca, el alimento chatarra, que no es alimento, no puede desaparecer del mercado de consumo.
El sector privado declara que no es momento de prohibir la venta de productos de alto contenido calórico, y da sus razones: a nivel nacional se perderían un millón 200 mil empleos adicionales a los que ya se han registrado por la contingencia sanitaria.
No es momento de prohibir la venta de productos de alto contenido calórico: IP
Se afectaría a las miles de tienditas de la esquina que sostienen sus lánguidas economías con la venta de esos productos y la venta de bebidas azucaradas, como los refrescos.
Además, quitarle su tónico a los albañiles que consumen una coca de dos litros para mantenerse activos en el tremendo esfuerzo que realizan con la pega de ladrillos y tiro de lozas, podría significar rudo golpe a la industria de la construcción.
El pasado 5 de agosto, en medio de la pandemia, el Congreso local convirtió a Oaxaca en la primera entidad en prohibir que se le venda, regale, distribuya o que se promocionen productos no saludables, como aquellos con alto contenido calórico, así como bebidas azucaradas, a menores de edad.
A partir de esa fecha, según la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), los Congresos estatales del país, a excepción de Nayarit, han buscado ir en este camino y sus diputados locales elaboran las iniciativas en mesas de trabajo y comisiones, o ya las presentaron en los plenos estatales.
Tabasco fue la segunda entidad en aprobar esta ley que vulnera a la economía más que los destrozos que a ella le sigue imponiendo el avance indetenible de la covid-19.
“En todos los casos son propuestas de Morena”, explicó el presidente de la Comisión Nacional Fiscal de Coparmex, Reginaldo Esquer Félix, quien añadió que éste es el peor momento para tomar esta decisión.
“La pandemia ha generado 1 millón 100,000 de desempleados y la mortandad de 500,000 empresas formales”.
En Oaxaca, con la prohibición hecha ya ley generará daños económicos. De los 58,000 micro negocios en la entidad, 60% no va a sobrevivir por tan insensata medida, además de calcular una pérdida inicial de 96 millones de pesos.
A la iniciativa privada de Oaxaca y Tabasco, no se les consultó. Los dirigentes empresariales consideran que es muy importante la salud de los niños y lamentan que no se les haya invitado a un diálogo para fijar una medida integral y equilibrada.
Miles de familias que laboran en las cadenas de producción alimentaria verán reducidos sus ingresos sustancialmente.
“Esta medida, además de no generar acciones reales para atacar el problema de raíz, daña a las cadenas de valor en plena crisis”, subrayó el dirigente empresarial, quien consideró que inicialmente se genere una afectación de más de 60% en el ingreso de los comercios.
En la Ciudad de México, donde ya se mueven los alambres en la Asamblea de Diputados, se perderían 900 mil empleos si llega a prosperar la venta de los productos chatarra en los 200 mil giros que los expenden, sin considerar las tiendas de autoservicio que también los comercian por toneladas.