México mantiene centralizadas sus exportaciones, en un 80% en los Estados Unidos y no ha sabido ni ha podido aprovechar los tratados comerciales que tiene signados con una cuarentena de países.
Se firmaron tales tratados nomás por firmarlos.
Nos llegan, vía importación, productos de países de Asia con los que ni siquiera existe tratado comercial. Es el caso de China, el tigre asiático que tiene invadido el mercado nacional con productos que, por el precio y calidad, están aplastando a las industrias mexicanas.
Tal es el caso de los textiles y el calzado, entre otros.
Tengo ropa, comprada en tiendas departamentales hace más de 20 años, que llegó al país procedente de Bangladesh, Malasia, Filipinas y hasta de Macao, cuando dependía aún de Portugal y no había sido absorbido por el régimen socialista de China.
¿Qué le vendíamos a ese país, en un intercambio que la lógica comercial fija? ¡Nada! Sosteníamos su mano de obra a cambio de ningún beneficio para México.
Ahora, la recién estrenada secretaria de Economía pretende llevar al país a las altas escalas de los intercambios comerciales y atraer inversiones extranjeras… por lo menos en el anuncio.
Tal es el caso de Ford, que recién acaba de anunciar que abandonará Brasil y que Tatiana Clouthier asegura estarle “coqueteando” para que finque su planta en México. Pero la funcionaria no toma en cuenta que la poderosa firma automotriz no tiene planes de abrir nuevas fábricas, sino de hacer más con lo que tiene. Es decir, acelerar su productividad.
También ha señalado la señora Clouthier una posible inversión de China cuyo destino sería Sinaloa.
Pero no hay nada seguro. Como en los tiempos pasados, todos son planes , planes y más planes.
¿Por qué México no ha aprovechado los acuerdos y tratados comerciales?
“Estamos pegados a Estados Unidos y ese es el mercado natural de nuestros productos cuando los exportamos. Nuestra experiencia en comercio exterior es pasar del otro lado de la frontera”, puntea Carlos Aguirre, profesor de Negocios Internacionales de la Universidad Iberoamericana.
El país no ha intentado la diversificación. Navega en medio de conformismo de que la Unión Americana sea su “gran mercado”. No tiene, además, con qué hacerlo… aunque debiera seguir el ejemplo de la industria agropecuaria que además de importar su producción a Estados Unidos, ha abierto nuevos mercados. El ejemplo es el aguacate y el nopal, para hablar de los más subrayados, que ya están presentes en la Unión Europea y algunos países de Asia.
Nos hemos quedado con la frustración de que China aplastó a las industrias textilera y zapatera que por cierto desaparecieron en elevados porcentajes del Bajío mexicano.
¿Cómo lograr la diversificación?
Con la extinción de Pro México, será necesario que la promoción del país se haga a través del acompañamiento de la iniciativa privada con el gobierno y fomentar la relación de acuerdos como el Transpacífico (TPP11), a los que López Obrador no ha visto con el interés que ameritan.