Por: Juan Chávez
Los soldados mexicanos que recién cruzaron la frontera e incursionaron en territorio estadounidense, de seguro intentaron imitar al brazo militar fuerte de la Revolución, Francisco Villa.
Pancho Villa en el norte y Emiliano Zapata en el sur lideraron los ejércitos que incendiaron el país contra la dictadura de Porfirio Díaz, luego del tibio levantamiento de Francisco I. Madero en Piedras Negras en 1910, que lo obligó a partir a Ciudad Juárez, justo donde los 14 militares de ahora atravesaron el puente para encontrarse, la noche del 26 de septiembre de este 2021, en la ciudad texana de El Paso.
Las autoridades de Estados Unidos detuvieron brevemente esa pasada medianoche a 14 soldados mexicanos que, según dijeron, cruzaron la frontera en El Paso (Texas) de manera accidental.
En un comunicado enviado a Efe, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) indicó que los hechos se produjeron en el puente internacional que conecta a ambos países en esa localidad del suroeste de Texas.
De acuerdo a las autoridades estadounidenses, “los soldados explicaron que no se habían dado cuenta de que entraron en EE.UU”.
La CBP informó que “13 de los 14 soldados fueron procesados sin incidente” y uno de ellos recibió “una sanción civil” al descubrir que llevaba una pequeña cantidad “de mariguana para uso personal”.
“Los 14 soldados, sus equipos y vehículos fueron devueltos a México antes de las 5.00 hora local (10.00 GMT)”, concluyó el comunicado dado a conocer por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
El lamentable acontecimiento se dio 105 años de la incursión de Pancho Villa a Columbus.
El ataque a la ciudad estadounidense de Columbus es histórico porque ha sido la única incursión de un ejército latinoamericano a territorio estadounidense (salvo la pacífica de los 14 soldados de ahora, que en México no ha merecido siquiera la condena de la secretaría de la Defensa Nacional).
El 9 de marzo de 1916, las tropas del revolucionario mexicano Francisco “Pancho” Villa irrumpieron en el poblado de Columbus, Texas. Cerca de 600 milicianos pertenecientes a la División del Norte cruzaron la frontera mexicana hacia los Estados Unidos.
Cuentan los historiadores que Pancho Villa observó el combate desde un cerro cercano. Al grito de “¡Viva México! ¡Mueran los gringos!”, el contingente de guerrilleros mexicanos incursionó en Columbus.
Pancho Villa creció como un niño huérfano y campesino. Tal vez por eso dedicó su lucha al mundo rural, entrega valorada por el campesinado, que hasta el día de hoy lo alza como uno de sus más grandes referentes.
Luego de una juventud siendo cuatrero, en 1910, a los 32 años, se unió al Movimiento Revolucionario de Francisco Madero. Allí conoció a Abraham González, de quien recibió las enseñanzas de la educación básica, cambiándole la vida. A partir de ahí, comenzó a nutrir sus ideas políticas y a teorizar en torno a ellas.
Sobresalió como jefe de varias batallas, destacó por su rebeldía, inteligencia y audacia, convirtiéndose en gobernador de Chihuahua en 1914.
En ese cargo, Villa embargó tiendas y sustituyó a los comerciantes inescrupulosos por administradores honorables, bajó los precios del maíz, frijol y carne, expulsó del estado a muchos españoles acusados de conspirar contra México.
Además reabrió el Instituto Científico y Literario y fundó más de treinta escuelas, donde él continuó su enseñanza básica.
Alguno de los 14 imitadores de Villa que cruzaron el puente de las Américas y pisaron tierra gringa, ¿podrán llegarle a imitar razonadamente? Eso, aparte de que un militar no debe actuar por descuido.