Definitivo, México lejos de Biden

Cuatro Q

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Información & Análisis

Por: Juan Chávez

Despectivo como ha sido con Joe Biden, el presidente de México arrancó equivocado en su relación con Estados Unidos.

En el vecino país se estima que México salió con el pie equivocado en su trato con el nuevo presidente de EU

Su defensa ferviente de políticas tradicionales de no intervención y asilo político, aunada a nombramientos inoportunos, envían mensajes poco amigables al equipo entrante, ha opinado Antonio Michel, especialista en relaciones internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de Monterrey (ITAM).

El cierre de un año tan atípico como 2020 fue también el escenario del triunfo de Joe Biden frente a Donald Trump por la presidencia de Estados Unidos. Desde el día en que los medios anunciaron la victoria, México optó por no felicitar al ganador, a pesar de que la mayoría de los mandatarios del mundo lo hiciera.

Automáticamente, López Obrador se colocó en la categoría de países como Rusia, China y Brasil. Le tomó a México un mes extender su felicitación mediante una carta. Al poco tiempo, sostuvieron López Obrador y Biden su primera llamada telefónica, como un intento de resarcir los tropezones y empezar con el pie correcto la relación formal.

Las cosas podrían haber permanecido estáticas hasta la toma de posesión, el 20 de enero. No obstante, el gobierno mexicano ha tomado un par de decisiones que minan el campo previo a ese día. El comienzo de 2021, con la decisión de ofrecer asilo político a Julian Assange, es sólo la cereza en el pastel. Conviene repasar unos cuantos acontecimientos antes.

El 14 de diciembre, fecha en el que el Colegio Electoral se reunió para validar la victoria de Biden, López Obrador emitió la carta con la felicitación anhelada. Coincide la fecha con la renuncia de la embajadora de México en ese país, Martha Bárcena.

En vez de esperar a que entrara en funciones el nuevo gobierno en Estados Unidos, conocer la configuración del Congreso y diseñar una nueva agenda bilateral para elegir a la persona que pudiera conducir mejor la diplomacia en nuestra relación más importante, inmediatamente L(i)opez anunció que el reemplazo de Bárcena sería Esteban Moctezuma, titular de la secretaría de Educación Pública.

Moctezuma tiene una trayectoria política extensa y rica, pero no es su fuerte las relaciones internacionales ni se caracteriza por un conocimiento profundo sobre los temas críticos para ambos países como migración, comercio y seguridad.

Fue delicado, además, haberlo designado sin acordarlo con la contraparte ni estar en la misma línea. De nuevo, un mensaje negativo para el equipo de transición.

Los mensajes del gobierno de la 4T han bajado el nivel de intermediación con Estados Unidos.

Luego surge el asilo ofrecido por Obrador a Julián Assange el fundados de Wikileaks que es buscado desde hace 10 años por Estados Unidos por los cargos de liberar información confidencial sobre las tácticas militares y servicios de inteligencia y violar el Acta de Espionaje.

También pesa, en forma mayúscula, el apoyo que López Obrador dio a la campaña de Trump con su encuentro con el defenestrado presidente saliente de la Unión Americana, sometido a juicio político por la Cámara de Representantes a unos días de la toma de posesión de Joe Biden (20 de

enero) y que el Senado, de mayoría republicana, se apresta tratarlo el 19, seguramente para rechazarlo pero, eso sí, para inhabilitarlo como candidato a la presidencia 2024.

López Obrador generó un enorme oleaje en la relación bilateral, sobre todo en temas como la migración y la inseguridad. Su posición frente a Biden fue parcial y turbia.

Su defensa ferviente de políticas tradicionales de no intervención y asilo político, aunada a nombramientos inoportunos, enviaron mensajes poco amigables al equipo entrante.

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