Se acerca la fecha señalada por el presidente López Obrador para la reanudación presencial de las clases en las escuelas “llueva, truene o relampaguee”.
Se señaló el 30 de agosto el tan esperado retorno presencial a las aulas, pero… ¿no convendría esperar un poco más? La variante Delta de Covid-19 está afectando a niños y jóvenes que no han sido programados en la campaña de vacunación. Se han registrado además cifras pico de contagio, similares a las de febrero pasado.
Y ahora se están contagiando niños. Los menores de seis años tienen un máximo de nuevos contagios de 150 diario en promedio; con el regreso a clases presenciales, las cosas se pueden poner peor.
Estamos entrando a una etapa de la pandemia cuyas consecuencias son aún muy inciertas.Y si las cosas no han cambiado significativamente para el próximo 30 de agosto, con el regreso a clases presenciales, podríamos estar ante el riesgo de que se vivan crisis en miles de familias mexicanas.
A 3 semanas del anunciado regreso a clases presenciales, 68% de capitalinos le dicen ‘no’ a la propuesta de AMLO, de acuerdo a consulta de El Financiero a padres de familia.
Tengo dos bisnietos que viven en una ciudad michoacana. El mayor de ellos, de 6 años, le llamó por teléfono a su abuela y le dijo:
–Aby, nuestros papás nos quieren matar.
Sorprendida, ella le pidió al nieto que le explicara.
–Sí, Aby, nos quieren enviar a la escuela cuando aquí el coronavirus nos está pegando a los niños.
Los padres, definitivamente, decidieron no mandar a las clases presenciales a sus dos hijos. “No me importa que pierdan el año”, reflexionó el padre, mi nieto.
En la Ciudad de México, el 68% de los habitantes se han manifestado en contra del regreso a clases presenciales. Solo el 42% de padres y madres apoyan la decisión presidencial de abrir los planteles escolares a como dé lugar.
López Obrador ha insistido en que niñas y niños deben volver a las escuelas, y que el riesgo de contagiarse es menor en ellas y ellos.
El nivel más alto de contagios para este segmento de edad había sido previamente de 375 casos diarios y se había presentado en enero, cuando se registró el nivel máximo de la segunda ola.
Ahora incluso los menores de seis años tienen un máximo de nuevos contagios con cerca de 150 diarios en promedio, cuando el máximo que tuvimos previamente había sido de alrededor de 60 casos diarios en promedio, también en enero.
La tercera ola que vivimos se caracteriza por el hecho de que la variante delta es la dominante y está contagiando y generando síntomas en muchos que en el pasado parecían inmunes o al menos resultaban asintomáticos.
Aunque en términos generales, la infección en los niños y jóvenes es más leve que en los adultos, el aumento de contagios entre menores tiene el potencial de disparar también los contagios entre mayores, porque el porcentaje de la población vacunada con el esquema completo sigue siendo muy bajo y apenas llega a 21.2 por ciento, de acuerdo con cifras oficiales.
Los virus que originalmente llegaron de China y de Europa parecían no tener capacidad de infectar a niños o al menos generarles síntomas. Esto ha cambiado.
En este contexto, pretender que debe darse a toda costa el regreso a clases presenciales a partir del 30 de agosto es jugar con fuego.
El riesgo es extremadamente alto pues sabemos que las condiciones materiales de las escuelas públicas no son, en su mayoría, las adecuadas para garantizar el regreso con seguridad.
El presidente López Obrador tiende a sacar sus conclusiones de las anécdotas. En varias ocasiones ha señalado que su hijo menor se contagió y no le pasó nada, y que él y su esposa no se contagiaron por estar vacunados; piensa que esa pueda ser la tónica en caso de que haya niños que se contagien en las escuelas.
Creo que AMLO no es consciente del riesgo que va a correr si insiste en las clases presenciales a toda costa, sin evaluar el riesgo de contagios, hospitalizaciones y muertes.
La semana pasada pudimos observar hasta qué punto el presidente de la República puede alejarse de la realidad cuando rechazó los datos de la evaluación de la pobreza por parte del Coneval.
Con la tercera ola y el regreso a clases presenciales, las cosas se pueden poner peor.