Juan Chávez
Antes de Andrés López considerábamos la existencia de dos México: el que todo lo tiene y al quele hacen falta muchas cosas.
Ahora, con el señor L(i)opez hay muchos México.
Están los que AMLO se ha encargado de clasificar, según los calificativos que ha dado a los núcleos que han manifestado o expuesto sus posiciones contra las decisiones de su gobierno.
Por supuesto, está el de los 30 millones, sí es que nadie se ha arrepentido de haber votado por él.
Luego, él se ha encargado de colocar en segundo término al de los conservadores, donde ubica a los miembros del sector privado, entre otros, y con los que él mismo originó el “insano distanciamiento”, luego de que les sacó buenos millones de billetes en la compra de un millón y medio de cachitos para la “rifa del avión sin avión”. La nave que fuera de la Presidencia, por cierto, sigue en Estados Unidos porque según él, hay un comprador interesado.
También está el México de los fifís, despectivo que empleo para calificar a la colectividad que le reprocha sus programas sociales dirigidos a la entrega de dinero a los beneficiados en sus
innumerables programas sociales, sin generar un solo empleo.
Desde su finca en Palenque, el domingo, generó un México más: el de los desesperados,
denominador con el que bautizó a los mexicanos y mexicanas que el sábado demandaron su
renuncia a la Presidencia en caravanas de vehículos registradas en más de 70 ciudades del pobre México que infortunadamente sigue arrasando el coronavirus.
A propósito del coronavirus, y reabiertas este lunes las puertas a la “nueva normalidad” una vez concluida la cuarentena de 80 días de la Jornada Nacional de Sana Distancia (o quédate en casa), declaró en Quintana Roo que “si hay rebrotes” regresaremos al “quédate en casa”. Bueno, se autocorrigió “no es regresar, es recomendar”, porque no “somos dictadores para imponer”.
El dilema, en este último pespunte del traje polarizador que AMLO usa (porque todos los días
estrena uno nuevo que no vuelve a utilizar), es que cómo y cuándo sabremos que en el caso de la pandemia se trata de un rebrote… si las autoridades sanitarias con su sabio subsecretario López-Gatell, no le entran a las pruebas a la velocidad requerida.
México, con 0.4% es el país que no ha atacado al virus con pruebas… aunque ahora el tabasqueño haya aceptado que se hagan “pruebas rápidas”. “Todo lo que ayude”, dijo, “hay que apoyarlo”.
En fin, con sus banderazos en los seis estados que incluyen la reanudación de sus giras, es
desearse, en buena onda, que no lo “vaya a pepenar” el coronavirus…
De cualquier forma su atrevimiento a “girar” en lo más alto de la pandemia, con 31 entidades en foco rojo, ha sido tildado de acto atrabancado e irresponsables, que puede desembocar en otra crisis más seria de la sanitaria y económica que vivimos desde febrero: la política.
