El jueves pasado el periódico El País desplegó un artículo en el que señala que “el Ejército desvió 156 millones de dólares a empresas fantasmas entre 2013 y 2019”.
Dice que “Ninguno de los altos mandos de la secretaría de la Defensa Nacional que autorizaron las compras ha sido sancionado por las operaciones en las que se emplearon 250 compañías”.
No hay, según el rotativo español, pureza en la campaña anticorrupción desatada por el gobierno de López Obrador.
Gracias a un video y a la denuncia que Emilio Lozoya aparentemente filtró a los medios, el tabasqueño pudo encabezar desde Palacio Nacional una campaña mediática contra sus dos antecesores inmediatos en el cargo, diversos exsecretarios de Estado y exlegisladores federales, y otras personas que el exdirector de Pemex acusa de estar involucrados en actos de corrupción que se cometieron en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Su objetivo: desprestigiar más de lo que ya están a sus adversarios políticos para incrementar las probabilidades de éxito de los candidatos que Morena postulará para competir por gubernaturas, diputaciones federales y locales, y presidencias municipales en las elecciones del año entrante.
Todo le estaba saliendo muy bien para convencer al público de que la corrupción en los gobiernos anteriores llegó a niveles escandalosos y que en la era de la 4T no volverían a ocurrir actos similares.
Acudió a la consulta popular para que sea la gente la que determine si son enjuiciados los expresidentes y en su balero mañanero del miércoles sostuvo que si se da la consulta, el votará en contra porque “hay que ver hacia adelante”.
En otras palabras, se lava las manos por si las moscas. Es decir, piensa no verse implicado en mediáticas campañas anticorrupción, como las que él ha emprendido.
Esto por el recién video que exhibe a su hermano Pío López Obrador recibiendo una bolsa de plástico con billetiza (unos 3 millones de pesos) de David León que el presidente ha sostenido es dinero que dio el pueblo y que frente a los multimillones que Lozoya ha afirmado repartió por órdenes del ex mandatario Peña Nieto, AMLO dijo que habían manejado poco dinero si se compara con las millonarias cantidades que supuestamente realizaron Calderón, Peña y los suyos.
Para el presidente ¿los 2,371.6 millones de pesos que según El País desviaron altos mandos militares, sí califica como una transa importante que debe perseguirse?
No es la primera vez que el Ejército es denunciado por el turbio manejo de sus recursos. El año pasado, El Universal reportó que la Sedena “construyó obras en la opacidad por 33,681 millones de pesos entre 2006 y 2018”.
En lo que va del sexenio, al Ejército se le ha encomendado la construcción de obras multimillonarias como el aeropuerto de Santa Lucía, parte del Tren Maya y 2,700 sucursales del Banco del Bienestar. Para defender sus decisiones, AMLO ha dicho que el Ejército es una institución en donde no existe corrupción.
Los hechos denunciados desde el año pasado ameritan ser investigados para que quede claro si mandos militares participaron o no en esos actos de corrupción. AMLO debe exigir estas investigaciones, tal y como ha exigido que sean investigados sus adversarios.