Por Juan Chávez
Pide la jefa de Gobierno de la Ciudad que los hombres se tumben los bigotes y las barbas por ser “rincones” donde hace sus nidos el coronavirus.
Que no usen corbata, ya habíase fijado en las primeras escaramuzas del letal virus en la primera quincena de marzo. Lo nuevo es para las mujeres: evitar el uso de joyería.
Hay otras recomendaciones, ahora que el grueso de la población se desplaza por las calles en la llamada “nueva normalidad”: además del cubrebocas, usar googles o caretas en espacios públicos abiertos o cerrados.
Y además, será por tiempo indefinido porque los brotes del maldito coronavirus siguen al alza. Los datos hasta la noche del martes dan 154,863 casos positivos y 18,310 muertes.
Claudia Sheinbaum en sus recomendaciones publicadas en la Gaceta capitalina, hace notar que corbata, bigotes, barba y joyería son “reservatorios de virus y demás microorganismos”.
Acontece que el Covid-19 se ha adueñado hasta de nuestras acostumbradas formas de arreglarnos la cara y de lucir, a las mujeres, sus aretes, pulseras y collares aunque sean de plástico.
La “nueva normalidad” obligará a la CDMX a construir una “nueva economía”. Parte de ella será capacitar a los médicos de los consultorios de las farmacias para que le entren también al toro.
La Facultad de Medicina de la UNAM y el Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición capacitarán a partir de mañana vienes, por lo pronto, a 600 doctores de las cadenas de farmacias a fin de que participen en la prevención, tratamiento oportuno y el diagnóstico temprano de la mortal enfermedad Covid-19.
Se reduce además el tráfico de billetes y monedas que propician el contagio, sobre todo en los autobuses y micros. Pide doña Claudia que el usuario pague la cantidad exacta por el transporte, como medida de protección.
Andamos pues como barco a la deriva en la tormenta desatada por el maldito virus en el mundo.
Dentro de la “nueva normalidad”, la CDMX duplicará las pruebas de covid-19 con la finalidad de reducir los contagios.
Lo que viví ayer fue un auténtico “lavado de dinero”. En la peluquería donde asisto, la dama que me da el servicio metió el billete con que le pague a un recipiente de agua-clorada y lo colgó para que se secara. Son las medidas extremas y necesarias de la nueva normalidad que quién sabe hasta cuándo veremos que se extienda.